Edificio Quevedo 3440

Los árboles de la plaza trepan al edificio

Ubicación: Quevedo 3440, Villa Devoto, Ciudad de Buenos Aires
Superficie: 1.580 m2
Año de finalización: 2024
Proyecto y dirección de obra: del Puerto-Sardin Arquitectos
Colaboradores: Arq. Diego Cohen y Arq Gastón Alfonso
Desarrollo: Planifica SRL
Cálculo estructural: Ing Carlos Calissano
Paisajismo: Paisajista Cristina Rodriguez Katz + Arq y paisajista Soledad Allegro

En un típico lote porteño del barrio de Villa Devoto, el desafío del proyecto fue alcanzar un equilibrio entre la singularidad y el establecimiento de un fuerte diálogo con el entorno.
Ubicado frente a una plaza con añejos jacarandás y tipas, el edificio propone una continuidad del verde en sus fachadas mediante grandes canteros con vegetación y árboles nativos.

La envolvente del edificio es una pieza monomaterial de hormigón armado, trabajado con encofrado rústico de madera. Las expansiones se alternan en el espacio, generando dobles alturas destinadas a alojar los árboles. Las fachadas, a modo de cuerpos escultóricos, expresan un cierto grado de primitivismo, tanto por sus texturas como por sus formas. Los volúmenes en voladizo, de carácter megalítico, presentan un perfil curvo con frente orientado hacia el vacío que, al dilatar el espacio, genera una mayor sensación de conexión con el paisaje.

El edificio se organiza en torno a un patio central que permite la ventilación cruzada. En la planta baja se ubican el hall de acceso y las cocheras. Las primeras cuatro plantas albergan semipisos de dos dormitorios, mientras que los tres niveles superiores contienen pisos de tres dormitorios con amplias terrazas escalonadas hacia la plaza, equipadas con parrillas. La cubierta, destinada a los pisos superiores, cuenta con pequeñas piletas y grandes canteros con árboles y plantas nativas. En el subsuelo se localizan las salas de máquinas y el resto de las cocheras.

Grandes carpinterías vinculan los espacios interiores de las unidades con la plaza y con el corazón de manzana. En la fachada de planta baja, la pesadez y contundencia del hormigón ceden lugar a transparencias, incorporando delgadas lamas de madera que generan una atmósfera de mayor calidez.

UN ARBOL EN CADA UNIDAD FUNCIONAL

El paisajismo esta integrado a la arquitectura como un hecho intrínseco. Se empleó vegetación nativa en la totalidad del edificio.

 

Una de las premisas fue que cada unidad funcional contara con un árbol, que irá creciendo con el tiempo. Otra decisión fue incorporar plantas colgantes en todos los canteros, de modo que interactúen con la rusticidad del hormigón. Se trabajó en la selección de herbáceas y gramíneas, plantadas con un estilo naturalista y de alta densidad.

 

Esta elección configura un paisaje sustentable y muy atractivo para polinizadores y fauna asociada, favoreciendo el desarrollo de más biocorredores urbanos.

El árbol elegido para cada cantero fue Bauhinia forficata (Pezuña de vaca), de floración primaveral blanca. Para las plantas colgantes se utilizó Thunbergia alata (Ojitos de poeta), con floración invernal de color naranja. En cuanto al resto de la vegetación, se optó por una paleta de colores fríos para la fachada delantera, en diálogo con la suave luz matinal y con la Plaza Ricchieri, donde predominan los Jacarandá mimosifolia (Jacarandá), de floración primaveral violácea. En el contrafrente, con fuerte asoleamiento oeste, se eligió una paleta de colores cálidos.

Las herbáceas y gramíneas utilizadas son: Nassella tenuissima (Stipa), Salvia guaranítica (Salvia azul), Baccharis articulata (Carquejilla), Solanum laxum (Jazmín de la selva), Verbena bonariensis, Sisyrinchium palmifolium (Cachalagua), Pavonia sepium (Botón de oro), Glandularia peruviana (Margarita punzó), Lantana montevidensis, Salvia procurrens, Senna corymbosa (Sen de campo), Pavonia hastata, Asclepia curassavica, Eustachys distichophylla (Pasto borla), Solanum rantonnetii.

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Vivienda