Concebimos la arquitectura como expresión y puesta en práctica de un manifiesto. Nos interesa cargar de significado nuestros discursos y proyectos desde una visión humanista, para que nuestra arquitectura haga un aporte cultural a nuestra sociedad.

Como arquitectos nuestra tarea es dar forma a un modo de vivir en el mundo. Formulamos una arquitectura cuya identidad toma forma de resistencia cultural ante el embate globalizador, respetando la diversidad cultural y donde lo creativo se potencia con el compromiso social y la sensibilidad ecológica.

Hace más de veinte años tomamos el riesgo de aquella visión, conscientes de la capacidad económica y tecnológica de nuestra región, aceptando sus ritmos y valores, descubriendo fuerzas propias para lograr identidad en nuestro lugar que es Latinoamérica.

Nos proponemos que el lugar donde operamos pueda ser transformado positivamente formulando una arquitectura regional. En cada sitio hay un orden escondido que el arquitecto tiene que develar.

Formulamos una arquitectura que posibilite una mayor participación del hombre, la naturaleza y sus ciclos. Acrecentar la cosmicidad en el habitar urbano con la incorporación de naturaleza en plena ciudad. Articular el componente orgánico y el mineral en nuestras obras para reinventar los hostiles paisajes urbanos y reencontrar el equilibrio vital perdido en nuestras ciudades.
Cuando intervenimos en paisajes vírgenes nuestra tarea es hacer las paces con la naturaleza, minimizando el impacto de la masa construida al mismo tiempo de revalorizar el paisaje.

Vemos a la arquitectura como puente entre el hombre y el espacio público de nuestras ciudades. El hombre común en el centro de la escena. Para él creamos edificios cívicos libres y participativos, descartando el concepto de institución pública como bunker.